La noche que cayeron las estrellas

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Habían pasado ya muchas horas y sentía que el tiempo no avanzaba, ciertamente estaba caminando en la oscuridad de la noche...

En mi corazón estaba constantemente el pensamiento de que, con cada paso, con cada lágrima, se fuera borrando todo ese recuerdo tan doloroso que me acechaba y hacía de mis días una oscura noche que no terminaba...

Cuando sentí un soplo, y no era un soplo normal, porque no era fuerte, sino como ese susurro tan suave y lleno de paz.

Entonces me dijo: "Eres muy amada, paloma mía", y se encendió una luz.

Después me dijo: "Deja que te cambie tus vestiduras, amada mía", y se encendió otra luz.

Y dijo nuevamente: "Quiero lavar tus pies y ponerte zapatos nuevos, sellar tus labios con la miel de mi amor, enredarte con mis brazos llenos de fuerza para protegerte y defenderte de todo mal, acariciar tu pelo largo y ponerte una corona que simboliza tu misma victoria..."

Y con cada susurro, mi rostro sonreía y cambiaba a un brillo único, era como si me estuviera dando vida a mi vida.

Entonces voltee mi mirada porque ya era tanto el brillo en mí y me vi totalmente transformada, y no solo por fuera porque Él me restauró desde dentro y ya esa luz estaba llenándome por fuera. Eran como esas estrellas en mí y aun empezaban a elevarse y alumbrar esa noche para volverla en un día nuevo y lleno de ese gran amor único y verdadero.

Nunca conocí a alguien con tanto poder en sus palabras que me transformara desde dentro hacia todo mi alrededor. Él es único y tan lleno de amor.